
La Legionella es una bacteria cuyo nombre científico es Legionella pnemophila y vive y se desarrolla normalmente en ambientes acuáticos naturales, desde donde puede ir colonizando los sistemas de abastecimiento de agua de las ciudades, donde puede llegar hasta las redes de agua de los edificios y c cualquier otro sistema que requiera del agua para su funcionamiento, como por ejemplo los aparatos de aire acondicionado.
Para que esta bacteria viva requiere de unas condiciones específicas, donde poder desarrollarse y multiplicarse hasta que se llegue a tener una concentración que pueda provocar enfermedades como ha sucedido hace unos días en el centro de España.
Para ello necesita un medio acuoso que tenga una temperatura entre los 20 y los 45 grados. En este caso, la bacteria se queda latente si el medio hídrico se encuentra por debajo de los 20 grados, comienza a multiplicarse su supera los 45 y ya a partir de los 70 grados la bacteria muere.
El mejor hábitat para la proliferación de la Legionella es un estancamiento de agua y las acumulaciones de nutrientes como óxidos de hierro, lodos, etc. Por lo que hay que evitar ni tan siquiera tocar o utilizar estas aguas para cualquier fin.
En este caso, la enfermedad se contrae mediante las vías respiratorias por inhalación de aerosoles. De los aerosoles podemos decir que se trata de pequeñas gotas de agua que pueden formarse cuando se pulveriza el agua o se insuflan burbujas de aire mediante el agua.
Las partículas que tienen un menor tamaño son las que tienen mayor probabilidad de acceder a las partes más profundas de nuestras vías respiratorias. Hay que recordar que esa enfermedad no se transmite ni al beber agua, ni al ingerir alimentos ni de persona a persona por la utilización compartida de enseres ni tampoco desde un animal a una persona.