Consejos para bajar el colesterol: tomar grasas insaturadas (omega 3 y 6)
El consumo moderado de las grasas saludables, que son las grasas insaturadas ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre, siempre dentro de una dieta equilibrada baja en grasas saturadas, las llamadas «grasas malas«, por su elevada concentración de colesterol y los efectos negativos que provoca en el sistema cardivascular.
El colesterol es una sustancia grasa que está presente de forma natural en todos los tejidos animales, incluido el cuerpo humano. Una parte del colesterol es utilizada por el organismo como componente estructural de las membranas celulares y para la formación de las hormonas sexuales y los ácidos biliares, que ayudan a absorber y digerir las grasas procedentes de la dieta.
Un exceso de colesterol o de triglicéridos en la sangre puede provocar anomalías cardiovasculares. Más de las tres cuartas partes del colesterol de la sangre son producidas por el organismo, mientras que el resto procede de nuestra dieta.
El colesterol es transportado en la sangre en forma de lipoproteínas: las LDL (lipoproteínas de baja densidad) y las HDL (lipoproteínas de alta densidad). Una concentración elevada de colesterol LDL constituye un factor de riesgo de la enfermedad coronaria, por lo que a veces se denomina «colesterol malo».
El colesterol HDL favorece la eliminación del colesterol y se considera que las concentraciones elevadas del mismo son beneficiosas, por lo que a menudo se denomina «colesterol bueno». Así se ha demostrado que cuanto más elevado sea el nivel de HDL de una persona menor será el riesgo de que padezca enfermedades cardiacas. Es conveniente consumir alimentos que ayuden a reducir los niveles de LDL y a elevar o mantener los niveles de HDL.
El consumo moderado de grasas insaturadas, en especial las poliínsaturadas, como el omega 3 y omega 6, ayuda a mantener los niveles de colesterol HDL, el colesterol «bueno». También puede ayudar a evitar el incremento de triglicéridos en sangre, que a veces se da cuando se incluyen en la dieta grandes cantidades de carbohidratos, como sustitutos de las grasas.
Un aumento del consumo de ácidos grasos monoinsaturados (como el aciete de oliva) puede reducir los niveles de colesterol LDL, aunque cabe la posibilidad de que este efecto se deba en gran medida a que se reduce la cantidad de grasas saturadas de la dieta.
Las grasas poliinsaturadas omega 3 y omega 6 protegen contra las enfermedades cardiacas gracias a que ayudan a bajar el colesterol malo. El consumo habitual de omega 3 reduce los niveles de triglicéridos en sangre y el riesgo de formación de coágulos. Y el omega 6 poseen potentes propiedades que contribuyen a reducir el colesterol LDL y protegen contra las enfermedades cardiacas.
Sin embargo, una gran cantidad de grasas poliinsaturadas omega 6 puede reducir los niveles de colesterol HDL, el llamado colesterol «bueno». Por este motivo es aconsejable no consumirlos en cantidades excesivas.