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Snacks entre horas para tu hijo…enorme error!

Los niños empiezan a acomer snacks a temprana edad

Cada vez ofrecemos más comida basura a nuestros pequeños y a más temprana edad! Los snacks de patata o cereales tienen conservantes, colorantes y son excesivamente salados. Es evidente pues que no son buenos para nadie, y menos para los niños. Evita ofrecérselos como un recurso cuando tiene hambre entre horas!

Patatas fritas, pajitas, gusanitos…desde muy temprana edad los niños conocen el salado sabor de estos aperitivos. Muchos bebés ya prueban los snacks con pocos meses, ofrecidos por algún familiar o amigo a modo de anécdota para ver la cara del pequeño ante el nuevo e intenso sabor.

Y esto está mal! Fatal diría yo! Y debo reconocer mi culpa…yo también lo he hecho!

La recomendación que establecen los expertos sobre el consumo de sal para niños menores de 7 años oscila entre 3 y 4 gramos al día. Esta cantidad equivale a ingerir entre 1.170 y 1.560 miligramos de sodio. Con este dato como referencia, la cantidad de sal -o de sodio- que concentran estos productos es muy elevada.

Y es que una bolsa de patatas fritas pequeña, con un peso de 31 gramos, contiene unos 425 miligramos de sodio: un tercio del consumo recomendado para los pequeños!

Así que todo depende de ti, de tu responsabilidad como padre o mayor. Porque un niño de dos o tres años es incapaz de buscar ese sabor por sí solo; lo conoce porque nosotros se lo hemos ofrecido y debemos dejar de hacerlo por su salud.

Sustituye los aperitivos salados (que además pueden crearle una dependencia a la sal) con zumos, frutas, bocadillos o batidos nutritivos que serán mucho más saludables para el niño que un grasiento aperitivo salado, por fácil que sea ir al kiosko y comprar una bolsita de snacks!

Además recuerda que si tu pequeño consume a diario estos aperitivos podría convertirse en un gran problema de salud; tanto si sustituyen alguna comida como si son un añadido a la dieta los snacks salados pueden  acarrear problemas de sobrepeso y de obesidad infantil.

Si insistes en darle de vez en cuando alguna «bolsa de patatillas» -en el mundo en el que vivimos y con sus compañeros de clase comiendo gusantos a su alrededor es dificil ocultarle su existencia-, intenta hacerlo lo menos posible, no le preguntes si está rico e insiste en que la fruta es más sabrosa para que se acostumbre a la comida sana.

Ánimo! Alimentar bien a tu hijo tendrá consecuencias en su vida futura, tanto en el aspecto físico como intelectual!

Vía: Consumer

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