Entre el “hay que beber dos litros y medio de agua al día” y el “mujer muere por sobredosis de agua”, uno oye de todo sobre el consumo de este líquido esencial. Creo que somos muchos los que nos preguntamos cuánta agua debemos beber al día y por qué es tan fundamental, así que me he decidido a informarme para compartirlo contigo ;).
El agua es un componente básico de nuestro organismo y supone cerca del 70% del peso magro total de nuestro cuerpo. Sus funciones son múltiples: transportar alimentos y gases, contribuir a expulsar los productos de desecho, regular la temperatura corporal, lubricar articulaciones y formar parte de los tejidos.
Ahora sí, ¿quieres saber cuánta agua beber al día?
El organismo de un adulto (en un ambiente de temperatura media) precisa unos dos litros y medio de agua al día, que recibe de tres fuentes diferentes: el líquido que ingiere, los alimentos que consume, y la propia agua que produce el metabolismo.
Así, necesitaríamos beber unos 1200 ml de agua al día, o lo que es lo mismo, unos 6 vasos de agua. Pero hay que tener en cuenta que cada individuo tiene unas necesidades particulares, y que por ejemplo, durante el embarazo o lactancia, hay que incrementar ese consumo. Además, también conviene hacerlo con altas temperaturas, la realización de ejercicio físico o en episodios de vómitos o diarreas.
¿Qué ocurre si bebes más y no lo necesitas? Absolutamente nada, el agua del cuerpo se elimina por el sudor, la respiración, la defecación y la orina, y cuando bebes más de lo que necesitas, aumenta esta última.
¿Puede ser peligroso un consumo excesivo de agua? En principio esto es algo muy improbable en personas sanas, pero es cierto que tiene ocurrido. La razón es que un consumo excesivo mantenido en el tiempo (más de 7 litros al día) puede afectar el funcionamiento de los riñones y la composición de la sangre. Asimismo, no conviene beber todo el agua junta, sino distribuir el consumo a lo largo del día.
De todas maneras, el problema más frecuente no es beber demasiado, sino demasiado poco. Una incorrecta hidratación provoca que la piel se arrugue y resquebraje con facilidad, infecciones de la boca, y problemas renales. De hecho, no se debe esperar a tener sed para consumir agua.
Vía: Consumer