Si te preocupa tu alimentación seguramente has leído la etiqueta de los productos que consumes en más de una ocasión, y si es así, seguramente hayas visto repetidas veces el ingrediente grasas hidrogenadas.
Este tipo de grasas suele encontrarse en alimentos industrializados como por ejemplo bollería o snacks fritos y diferentes estudios e investigaciones han llegado a la conclusión de que no son para nada aconsejables para nuestra salud.
El proceso de hidrogenación se usa, entre otras cosas, para dar consistencia sólida a las grasas vegetales, que en estado natural son líquidas, al contrario de lo que sucede con las grasas de origen animal. Lo malo de este proceso es que hace que las grasas vegetales, en un principio saludables, se saturen y por lo tanto actúen en nuestro organismo como las grasas saturadas que se encuentran en los alimentos de origen animal, lo que contribuye a aumentar los niveles de colesterol LDL (el malo) en sangre. Además disminuyen las lipoproteínas protectoras (HDL), provocando un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Por estos motivos debe reducirse al mínimo su consumo y para ello es fundamental leer atentamente el etiquetado de los alimentos, ya que aunque esté escrito “con grasas vegetales” éstas pueden ser hidrogenadas. Para estar seguros debemos buscar en la lista de ingredientes “grasas hidrogenadas” o “grasas parcialmente hidrogenadas” y, dentro de lo posible, procurar elegir siempre aquellos productos que no las lleven.