El postre del verano, el helado, a examen
Las marcas comerciales de helados se cansan de insistir en sus webs que sus productos son nutritivos; y no mienten. Pero a pesar de tener nutrientes no son buenos en grandes cantidades ya que contienen una cantidad significativa de azúcar y de grasas, algo que los hace poco aconsejables en dietas de control de peso.
Incluso en su versión «light» el helado es un alimento rico en azúcar y grasas, con lo cual no es nunca recomendado en casos de obesidad, diabetes, hipercolesterolemia o hipertrigliceridemia.
Vamos a pararnos un poco a analizar los componentes fundamentales de los helados. Según el CAE (Código Alimentario Español), el helado debe atender a unas características en cuanto a composición:
- estar elaborado con leche entera con un mínimo de 2,5 g/100 g de grasa
- contener una cantidad mínima de sacarosa añadida de 13 g/100 g
Estos dos ingredientes, el azúcar y la grasa, son los más abundantes y los que determinarán el valor calórico (junto con otros añadidos energéticos como son el cacao en polvo, la grasa vegetal, la lactosa…).
Además,para conseguir la consistencia y el aspecto deseado se recurre a diversos aditivos como emulgentes, estabilizantes, colorantes…
Con todo esto, unos 100 gramos de helado de chocolate (uno de los más calóricos a modo de ejemplo) aportan unas 220 calorías, debido básicamente, como ya explicamos, a su elevado contenido de azúcares (unos 5 terrones) y grasas (11 g/100 g).
Conclusión; los helados no son aconsejables en grandes cantidades o en dosis diarias, aunque el niñ@ se ponga pesado en la playa! Y si encima tienes diabetes, obesidad, colesterol o los triglicéridos altos, búscate un helado bajo en azúcares y grasas u olvídate porque sin duda será malo para tu salud!
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