Alimentos ricos en fósforo

El fósforo es el segundo mineral más abundante en el organismo y constituye alrededor del 1% del peso de una persona. Eso ya nos puede indicar la importancia de este nutriente para el correcto funcionamiento del cuerpo.

Se encuentra presente en numerosos alimentos, por lo que, siguiendo una dieta sana y equilibrada, es muy complicado que sufrir déficits de fósforo.

¿Quieres saber para qué sirve el fósforo y dónde lo puedes encontrar?

¿Por qué es tan importante el fósforo?

La principal función del fósforo radica en la formación (y mantención) de huesos y dientes. Pero además, interviene en la secreción normal de la leche materna, la formación de los tejidos musculares, el metabolismo celular, el funcionamiento de los riñones, la conservación de la regularidad de los latidos del corazón y en la conducción nerviosa.

Y no debemos olvidar que al fósforo se le conoce como «alimento del cerebro».

¿Cuánto fósforo debemos tomar al día?

La cantidad depende de la edad, así, a los niños se les recomienda un consumo de alrededor 400/500 mg, a los adolescentes 1500 mg y a los adultos (a partir de 18 años) unos 700 mg.

Además, hay que tener en cuenta que para que el fósforo se absorva correctamente conviene un equilibrio nutricional con el calcio de 1/1’5.

¿Qué alimentos son ricos en fósforo?

Más importante que saber qué alimentos son ricos en fósforo es saber qué alimentos son ricos en un fósforo que podamos absorver. ¿Por qué digo esto? Los cereales y panes integrales contienen altas cantidades de fósforo, pero en una forma que es difícil de asimilar.

Así, el fósforo que mejor absorvemos está presente en las carnes, los pescados y en los lácteos. También hay en  frutas y verduras, pero en cantidades mucho más pequeñas.

Algunos de los alimentos con más fósforo son los siguientes: pipas, leche en polvo, quesos, bacalao, hígado, pavo, atún, salmón o huevo.

¿Qué pasa si me falta fósforo?

El déficit de fósforo es algo muy poco frecuente, ya que se trata de un mineral disponible en numerosos alimentos, por lo que es fácil recibir las cantidades necesarias. Pero sí encontramos déficits en personas con enfermedades renales, alcoholismo, hipertiroidismo o hemodiálisis.

Algunos síntomas de la falta de este mineral son la osteomalacia (reblandecimiento de huesos), desórdenes respiratorios, debilidad muscular y alteraciones en el sistema nervioso: hormigueo, somnolencia, disminución de reflejos, temblores, confusión mental y fatiga cerebral.

¿Y si tengo en exceso?

Se trata de un problema todavía más inusual que el anterior, ya que el propio organismo se encarga de regularizar la absorción de fósforo, eliminando el exceso mediante la orina.

El exceso de fósforo elimina el calcio de los huesos (con todo lo que ello implica) y también puede provocar fallos cardíacos, pero insisto, el exceso de fósforo es muy poco frecuente, y solo se da en personas con trastornos renales graves.

De todas maneras, no se recomienda tomar suplementos que contengan fósforo si el médico no lo indica expresamente.